Los logos olímpicos: 132 años de historia del diseño

En la actualidad los Juegos Olímpicos son, sin lugar a dudas, a nivel mundial, el evento deportivo y cultural más importante. Desde 1896, la justa celebrada cada cuatro años ha permitido a los mejores atletas del mundo competir por alcanzar la cúspide de las habilidades atléticas y del espíritu humano. Sin embargo, su impacto va mucho más allá del ámbito deportivo. En cada edición, la nación organizadora se enfrenta a un desafío creativo único por su nivel de complejidad y alcance: el diseño de la identidad gráfica y logotipos olímpicos.

Un buen logo debe ser capaz de transmitir un mensaje de manera clara, eficiente y atractiva. A lo largo de la historia, los emblemas olímpicos han sido una oportunidad para reflejar no sólo el espíritu universal de los Juegos, sino también de la cultura, tradiciones y valores de la ciudad anfitriona para promoverla a nivel mundial. Alcanzar este balance resulta una tarea sumamente compleja, y si bien han habido grandes ejemplos como resultado, otros tantos no han logrado llegar a la línea de meta.

Cada logotipo ha sido un constante reflejo de las tendencias artísticas y de diseño de su época y es por eso que, con motivo de los Juegos Olímpicos que se celebrarán en la ciudad de París en el verano de este año, vale la pena echar un breve vistazo a la historia, el presente y el futuro de los logotipos olímpicos, las tendencias que han seguido y marcado en el diseño, y las lecciones que podemos aprender para aplicar a nuestros propios proyectos.

Los inicios

Los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna se llevaron a cabo en Atenas en 1896. Si bien la historia misma de los logotipos puede trazarse desde los primeros usos de símbolos en las grandes civilizaciones de la antigüedad, pasando por la tradición heráldica del medievo y con un punto de inflexión en el surgimiento y popularización de los métodos de imprenta industrial; en esta época, el concepto de logo aún se encontraba en una fase muy inicial de su historia (el logo de la cervecería Bass, considerado el primero de la historia, se diseñó apenas en 1876). Debido a esto, en sus inicios, se utilizaron emblemas que empleaban elementos básicos y tradicionales como escudos de armas, sellos e iconografía griega para representar cada edición.

El periodo clásico

En 1920, después de una pausa por los Primera Guerra Mundial, se utilizó por primera vez en un logo uno de los iconos más reconocibles de toda la historia: los aros olímpicos (diseñados en 1913 y que simbolizan la unión de todas las naciones del mundo), y es a partir de 1932 que se estipuló que dicho elemento siempre debe aparecer en los emblemas. Durante esta época, los logotipos aún contaban con una sobrecarga de elementos complejos que buscaban representar al anfitrión de manera literal, como banderas, monumentos y edificios históricos, que dan como resultado composiciones difíciles de leer y que a menudo olvidan reflejar el espíritu de unión global del evento.

La época moderna

En la década de 1960, con el surgimiento de las primeras compañías transnacionales, se generó la necesidad de un lenguaje visual más simple y universal, lo cuál provocó una revolución en el diseño con un notorio aumento en la síntesis y abstracción de conceptos y elementos gráficos. Esto se vio reflejado en dos parteaguas para el diseño olímpico: los logos de Tokio 1964, cuyo nivel de simpleza solo es equiparable con la claridad con la que transmite su mensaje, identidad y estilo visiblemente japonés con tan solo dos elementos; y la identidad gráfica de México 1968, considerado por muchos como uno de los mejores logos en la historia del evento, el equipo creativo generó una pieza vibrante y llamativa que sintetiza el estilo moderno de la época con la tradición del arte prehispánico del país a tal grado que aún está presente en el panorama general del diseño nacional. Durante los siguientes 20 años, los logos continuaron con la tendencia de emplear una repetición de trazos y patrones geométricos para formar figuras abstractas y minimalistas.

El diseño en movimiento

El siguiente cambio en el paradigma se presentó en la década de 1990 cuando, ayudados por el surgimiento de las computadoras, los diseñadores -irónicamente- transicionaron a la búsqueda de figuras más dinámicas, orgánicas y complejas. Con excepción del logotipo de Atlanta 1996, en donde se conmemoraron los cien años de la primera edición con un logotipo clásico y con mayor simbolismo histórico, la tendencia de la época nos muestra principalmente figuras humanas abstractas y en movimiento, con trazos y texturas irregulares, y colores vibrantes que complementan un estilo que apela más que nunca al ámbito atlético del evento.

La era digital

Londres 2012 fue la primera ocasión en que el diseño del logotipo se vio directamente influenciado por sus aplicaciones en formatos digitales como sitios web y redes sociales. Con esto en mente, y buscando apelar a una audiencia más joven, se llegó a una pieza que llevó la abstracción a su límite y que intencionalmente buscó romper por completo con todo estilo previo. El resultado fue una serie de figuras y colores vibrantes carentes de mayor significado e identidad con el país, en lo que sin lugar a dudas ha sido el logotipo más polémico de la historia. Cuatro años después, nuevamente pensando en sus aplicaciones más allá del formato impreso y digital, Río de Janeiro presentó el primer logo en 3D de la historia, pensado para usarse en animaciones e instalaciones físicas. Finalmente, en una muestra de que el diseño como la historia misma es cíclica, el logo de Tokio 2020 regresó a un estilo más elegante y tradicional, empleando figuras geométricas abstractas y minimalistas.

París 2024: diseño ¿incluyente?

El logotipo de los juegos de París muestra la unión de tres diferentes símbolos: Su envolvente circular representa las medallas de oro a las que aspiran todos los atletas, al mismo tiempo que la figura en su interior refleja la llama y energía olímpica. Finalmente, la unión de estos elementos dan como resultado el rostro de una mujer, conocida como “Marianne”, símbolo de la Revolución y la República Francesa. Todos estos elementos se presentan en un estilo marcadamente minimalista e influenciado por la corriente Art Decó característica de la nación, además de contar una paleta de colores que remonta al lujo y elegancia de la Ciudad Luz.

Con esta imagen, el Comité Organizador busca transmitir un mensaje inclusivo, con un rostro que demuestra unos juegos abiertos a todos, pero especialmente a las mujeres, celebrando a las atletas olímpicas a lo largo de la historia y conmemorando los juegos de 1900, realizados también en París, que fueron la primera ocasión en que se permitió competir a deportistas femeninas.

A pesar de su alta carga conceptual, el logotipo no ha estado exento de críticas, siendo la principal, que la extraña abstracción del rostro femenino mediante el cabello y los labios reducen al personaje y a las atletas a una imagen “chic” que parece más apropiada de un salón de belleza o una aplicación para citas. Todo esto nos recuerda que a menudo puede no ser ideal incluir tantos conceptos en una sola imagen y que no importa cuánto significado haya detrás de un logotipo, si el resultado no es coherente y visualmente atractivo, todos estos mensajes pueden perderse por completo.

El futuro

Después de analizar 128 años de historia olímpica, solo queda la pregunta '¿qué sigue?'. Si bien hemos notado que las tendencias son cíclicas y suelen mantenerse por algunos años, resulta casi imposible prever qué depara el futuro del diseño olímpico. Sin embargo, gracias al nivel de planificación que requieren estos eventos, algo que sí conocemos es el logotipo de la siguiente edición, que se celebrará en cuatro años en la ciudad de Los Ángeles y nos da una muestra muy interesante del panorama de diseño que puede estar frente a nosotros. Realmente no es un logotipo único, sino que son ¡35 variaciones diferentes, cada una con su propia animación!


Aunque la base es la misma, cada variación muestra una letra A completamente diferente, con el fin de reflejar la enorme diversidad cultural de la ciudad. Algunas de ellas fueron creadas por reconocidos atletas y celebridades como Alex Morgan y Billie Eilish, e incluso pueden presentarse variantes por deportes, con logotipos de patrocinadores y, lo más interesante, versiones generadas por personas individuales. Esto parece indicar un futuro en el cual el concepto mismo de logotipo, tal como lo conocemos, puede cambiar por completo, convirtiéndose en un elemento gráfico que pueda ser adoptado por los usuarios al generar su propia versión de él. Tal vez, después de todo este tiempo, la única respuesta a la imposible tarea de crear un logotipo olímpico que satisfaga a todas las personas en el mundo es dejar que cada uno lo diseñe por sí mismo. 

Carlos Flores
Carlos Flores

Carlos

Marketing & Branding designer

Diseñador integral, siempre en búsqueda de soluciones creativas, pertinentes y altamente estéticas para cada situación. Ferviente apasionado del Futbol, la cultura Geek y el Rock. Coleccionista de jerseys, memorabilia y datos inútiles.

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"Be mindful of the future, but not at the expense of the moment"

- Qui-Gon Jinn